El anuncio de la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, acerca de un endurecimiento de la Ley Antitabaco, que podría llegar a prohibir totalmente fumar en los espacios públicos, no ha sido bien acogida por el sector de la hostelería y la restauración. ¿Por qué? porque considera que van a perder muchos clientes fumadores, porque estiman una caída de las ventas y porque aquellos que han acometido las reformas necesarias para poder ser un local en el que se puede fumar —tal como exigía la ley en su entrada en vigor en enero de 2006— no habrán servido de nada.
Pero las cifras no parecen corroborar estas previsiones tan negativas. ¿Cuál es la situación actual del sector? ¿Realmente saldría tan perjudicado como se augura? ¿Dejarían de venir turistas por este motivo? La experiencia en otros países, como Reino Unido, Italia o Nueva York demuestra que no tiene por qué ser así, ya que, en el último caso, se ha demostrado un aumento de los beneficios por turista tras la entrada en vigor de la ley en 1995, según datos del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo.
En el caso español, el endurecimiento de la ley va a suponer, en primer lugar, una readaptación de la demanda, acostumbrada a entrar en locales en los que se permite fumar —tan solo el 15% de los locales de ocio se acogieron completamente a la ley, declarándose espacios sin humo—. Tal como ya hacen los no fumadores, tragándose el humo de los que fuman, ahora tendrán que ser los fumadores los que se tendrán que acostumbrar a salir del local si quieren fumar para no molestar a los demás. Al respecto, la ministra ya ha apuntado que la gente no va a dejar de acudir a los locales de ocio. Al menos, eso es lo que se espera.
En cuanto a qué ocurrirá con aquellos locales de más de 100 metros cuadrados que ya acometieron las reformas necesarias para poder combinar espacios con y sin humo, las cosas no parecen muy complicadas. A tenor de las estadísticas, tan solo un 3% de los locales las llevaron a cabo.
Cuando la ley entró en vigor en el año 2006, ya se vaticinaba un posible endurecimiento, ya que el objetivo final de la normativa en España era alcanzar el 100% de espacios libres in humo, equiparándonos a la normativa europea. Y los turistas europeos nos llevan varios años de ventaja en la aplicación de la ley, por lo que están más que acostumbrados a esta situación. Por tanto, ahora tan solo queda esperar a que pase el tiempo, que será el que dé la razón a unos o a otros, a los que están a favor o a los que se posicionan en contra.